lunes, 31 de agosto de 2009

Video de apertura del curso

Quebrar el modelo actual de comunicación científica


En el inicio del Curso de profundización en periodismo científico, organizado por la Escuela de Ciencias de la Información de la UNC y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba, el periodista Leonardo Moledo disertó sobre los modelos de la comunicación científica. Desde su perspectiva, hay que quebrar el modelo actual. Entiende que ninguna de la razones que se dan sobre por qué hay que comunicar ciencia son tan importantes como que la ciencia se debe comunicar porque forma parte de la cultura y está en su esencia ser comunicada.

"Hay una paradigma que está funcionando según el cual están los científicos, los legos y en el medio los comunicadores que serían traductores. Ese paradigma no se puede aflojar ni mejorar. Hay que quebrarlo. Mi intención es quebrarlo. Al menos hacer una grieta para que luego se parta.
Las respuestas obvias que se dan a la pregunta ¿por qué comunicar la ciencia? son:
Educar al ciudadano. Porque divulgar educa y enseña a la población ignorante lo que la ciencia hace. Es lo que se realiza la mayoría de las áreas de prensa de los institutos científicos. Es verdad que ayuda a la educación, pero no es la verdadera razón de por qué hay que comunicarla. Entrega herramientas para tomar decisiones. Se dice también que la divulgación entrega herramientas a la población para que tome decisiones, por ejemplo, sobre la energía nuclear, la decisión de fumar, el uso de vacunas, la política agropecuaria, etc. Es verdad, pero es muy difícil que las herramientas que se puedan entregar a través de un diario sean suficientes para tomar esas decisiones. Una persona puede perder el miedo primitivo a una central nuclear desde un diario, pero no se puede hacerle entender todos los riesgos que implican una central nuclear. Una buena divulgación no hace que uno pueda tomar decisiones, pero nos debe permitir entender lo que dicen los que toman decisiones para que no nos engañen. Entonces, es verdad que entrega herramientas al ciudadano, pero tampoco es la verdadera razón por la que hay que hacer periodismo científico.
La razón monetaria. Otra razón que se sostiene parte de esta premisa: “Puesto que la ciencia se sostiene con el dinero público, el ciudadano debe saber que se hace con sus impuestos”. Eso es verdad, pero es un argumento que no me gusta. Tiene un tufo fiscal, según el cual la sociedad se constituye a través de un pacto fiscal. Es verdad, pero no es el argumento principal.
La razón monetaria II. Otro argumento es que la ciencia es más cara por lo que los científicos tienen que buscar cada vez más financiación. Cuanto más consenso haya en la sociedad sobre el desarrollo del sistema científico, más fácil será conseguir financiación. También es verdad, pero no es la razón por la cual hay que comunicar la ciencia.
La ciencia es noticia. Es falso que la ciencia sea noticia. Casi nunca es noticia. Es rarísimo que los sea. Sólo cuando se descubre una vacuna, algo que no ocurre nunca. En Argentina hay unos 5.000 científicos trabajando que están todo el día midiendo, ajustando o calculando algo. Este trabajo que realizan los investigadores, como conocer el papel que juega una proteína en una cadena de reacciones, no es noticia en el sentido que le dan los diarios. Un persona descuartizada y violada en la esquina tiene mucha más pregnancia de noticia que el rol de esa proteína. Tiene más pregnancia, pero la otra tiene más importancia. El trabajo de los científicos hay que hacerlo noticia. Uno de los mecanismos por los que se produce esa transformación es la burocracia, por ejemplo, con la publicación de un paper en Nature o cuando el científico gana un premio Nobel.
La noticiabilidad de la ciencia es mentira. Además, la noticia no le interesa a nadie. Se lee y se olvida. Está preparada para eso. Pero hay una sola noticia que le interesa a todo el mundo: cómo funciona el universo. Entonces, cuando construyan una noticia hay que conectarla con las leyes generales del universo. De la noticia que le interesa al editor hay que poner dos líneas, en el resto del texto, el universo.
La ciencia es un derecho. Creo que hay que difundir la ciencia porque la ciencia es un derecho. Es un derecho social porque la ciencia no la hacen los científicos. Y menos que menos en los laboratorios. La ciencia la hacen grupos de científicos en contexto.
Si yo soy un pintor de 1935, voy a tratar de hacer pintura cubista, porque así veo las cosas y así se da la pintura en esa época. Con el científico es igual. Trabaja con lo que sabe. Pero eso que sabe es también lo que sabe la sociedad, no sólo cuestiones puramente científicas, sino muchas otras que la propia sociedad construyó. Un astrónomo observa el universo con un telescopio que no construyó, en un edificio que hicieron arquitectos, y así con todo. La ciencia funciona sólo en contexto, inmersa en la cultura. Y la cultura no es propiedad de un científico, no puede serlo.
El científico hace ciencia con todos los prejuicios, con todos los juicios ya hechos y aceptados de la cultura, que cambian con el tiempo. Trabaja con los prejuicios que tiene y conoce, pero también con todos los prejuicios que no conoce, pero que están en la sociedad.


Los prejuicios de Copérnico
Nicolás Copérnico es mi científico preferido por lo que les voy a contar ahora. En su época, la astronomía llega a un atolladero. Copérnico se dio cuenta de que ya no se podía arreglar más el sistema ptolemaico de universo y decide cambiar todo. Invierte la relación entre el Sol y la Tierra, pone al Sol en el medio, a los planetas girando a su alrededor y a la Luna girando alrededor de la Tierra. Arma un mamarracho espantoso que no funciona y que no coincide con las observaciones. Para hacerlo coincidir tiene que tomar ideas de su odiado sistema ptolemaico. En el sistema ptolemaico no es verdad que las cosas giraban alrededor de la Tierra. Giraban alrededor de un punto que se llama ecuante, exterior a la Tierra. Copérnico encontraba a esto absurdo: construir un sistema para que todo gire alrededor de la Tierra, pero para que no gire alrededor de la Tierra.
Sin embargo, cuando quiere poner el Sol en el centro, tampoco puede. Entonces en el sistema de Copérnico las cosas no giran alrededor del Sol, sino de otro punto que llama sol medio, que está fuera del Sol. Otra vez la misma historia. El sistema pasa. Y pasa porque él trabajaba con los prejuicios de la época.
Uno de estos prejuicios que conocía es que la Tierra no se movía. Y él rompe ese prejuicio. Es interesante conocer como avanza a tientas, porque no sabe donde se está metiendo. Se puede leer en las 15 primeras páginas de su libro.
Otro prejuicio de la época que él no conocía es que todo se mueve en órbitas circulares. Era un artículo de fe. Nunca cuestionó eso. Pasaron 100 años para que eso ocurriera. Por eso su sistema andaba mal. Copérnico no podía saberlo. El trabajó con las herramientas y prejuicios de su época.
La ciencia es pública porque es cultura y comunicación. Entonces, el científico trabaja con la cultura de su época, lo que demuestra una cosa importante: si la ciencia sale de la cultura, la ciencia es pública. No puede haber ciencia privada. La ciencia no es legítimamente de alguien. La ciencia se fabrica con la cultura acumulada por lo tanto es pública.
Pero hay otro motivo por el cual la ciencia es pública, que es tan fuerte como el anterior. A partir de la revolución científica, que ocurre entre la publicación de los libros de Copérnico (1545) y de Newton (1647), la forma de hacer ciencia es el método experimental: la ciencia funciona con experimentos que después se pueden generalizar por inducción para todo el Universo. Pero eso solo no sirve. Lo primero que debe hacer un científico cuando descubre algo es comunicarlo. O sea, la ciencia es cultura y comunicación.
Entonces cuando uno comunica la ciencia, estamos cumpliendo un rol en el desarrollo de la ciencia. El comunicador de la ciencia tiene que asumirse como un científico. La divulgación científica es la continuación de la ciencia por otros medios. A través de la comunicación se afirma una verdad científica y es la forma que tiene de volver de donde salió, de la cultura.
Los comunicadores estamos cumpliendo con una de las funciones centrales de la ciencia, que es la reproducción y el carácter público de la ciencia. No son funciones graciosamente otorgadas por la ciencia. Son esenciales. El que no cuenta, no hace ciencia. Es el mecanismo que está detrás de la publicación de paper. Los divulgadores queremos extender esa comunicación entre pares a la sociedad por razones legítimas y suplantando falencia en la comunicación científica formal, en la educación.

¿Por qué hay dificultades para comunicar la ciencia?
Algunas de las dificultades que se argumentan al momento de comunicar la ciencia son:
La jerga científica. Es verdad que la sociedad actual tiene muchos prejuicios sobre la ciencia. No olviden que cuando digo sociedad actual hablo de 100 años. Nada de lo que hay en este edificio existía hace un siglo: luces, plástico, hormigón, etc. Hace 100 años la sociedad era analfabeta.
El prejuicio que se tiene sobre la ciencia tiene su razón de ser, porque vivimos en una sociedad en la que recién hay tres generaciones alfabetizadas. Evidentemente las personas se pueden asustar mucho de, por ejemplo, la formula de la gravitación universal. Es lo que se dice la jerga científica. Es verdad que tiene una jerga, pero es falso que eso impida su comunicación, porque todo tiene su jerga. El mecánico de automóviles tiene su jerga. Las jergas son propias de grupos geográficos, sociales y profesionales.
La ciencia es difícil. La ciencia no es difícil. No es tan difícil como aprender alemán y con un curso de alemán uno aprende a hablar el idioma. El periodista científico no tiene más problemas que el periodista deportivo, que tiene que abarcar una serie de deportes que no tienen nada que ver uno con el otro.
La comunicación científica no es ciencia. Otro argumento es que la comunicación pública de la ciencia no es ciencia. Ya dijimos que sí es ciencia, porque una parte esencial de la ciencia es comunicarse. No hay ciencia autista. La ciencia autista no es ciencia.
La precisión de la ciencia. La ciencia no es precisa. Cualquier medición científica incluye el error. La ciencia es precisa en contexto. Si le pido a un carpintero que me haga una mesa medida en micrones, no la va a poder hacer. No tiene sentido tener esa precisión en la mesa. La ciencia es precisa en contexto. Lo que pasa es que el científico se cree que su contexto es todo. Los márgenes de precisión de la química son más amplios que en física. En cosmología los márgenes de error son del 50 por ciento.
Entonces ocurre el síndrome de la puerta de al lado. El científico tiene miedo que ante una falta de precisión, el científico de la puerta de al lado señale un error. El periodista debe tener en cuenta esto. La precisión en la televisión o en un diario son diferentes. Es otro contexto.
La ciencia es racional. La ciencia no es racional. La ciencia es razonable. Es racional en contexto. En un tema, siempre hay un contexto en el que es racional, pero eso no lo conecta de manera racional con otro contexto. No hay una conexión racional entre la sociología y la física nuclear. No hay un camino racional entre todas las disciplinas".

domingo, 30 de agosto de 2009

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Este es el blog del primer curso de profundización en periodismo científico organizado por la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba(UNC) y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba, Argentina.

jueves, 27 de agosto de 2009